1 jul 2011

Capítulo 4.

4
Llego al recreo con Azul, sentada en las gradas. Me como una chocolatina mientras ella mordisquea una manzana.
Tía… ¿cómo puedes estar tan flaca? Comes, comes y comes y no engordas… dice Azul mientras me río negando con la cabeza. No, hablo en serio… Continúa. ¿Cuánto mides?
Un metro y sesenta y ocho centímetros, más o menos…
¿Y cuánto pesas?
Cincuenta y seis kilos… digo riendo.
¡Ves! Y encima tienes buenas tetas. ¿Qué talla llevas?
Una noventa y cinco digo orgullosa.
Pues mira… yo mido uno sesenta y seis y peso cincuenta y siete kilos. ¡Y tengo una noventa!
Comienzo a reírme. No entiendo… ella es muy guapa y hace amigos a montones. Tiene unos ojazos del color de su nombre, muy diferentes a los míos enormes y verdosos. Su pelo es rizado y le cae sobre los hombros, algo más corto, de color castaño oscuro. Tiene unos rizos muy bonitos. Además, siempre va muy bien vestida. Con cosas de flores y de muchos colores… Y tiene un cuerpo bonito.
Oye, cuéntame lo de Dana… ¿qué pasó? digo al fin.
—¡Pues mira! Ayer estaba en la plaza paseando a Hamburguesa y me la encontré.
Me río al oír el nombre de su Pastor Alemán. Siempre me río… Solo ella puede llamar a un perro “Hamburguesa”. Dudo que haya otra persona así en el mundo.
¿Y qué te dijo?
Bueno,  ya sabes que ella estuvo saliendo con Gabi antes de que yo estuviera con él y él la dejó por mí.
Sí, sí, claro que lo sé…
Pues ayer me la encontré y me preguntó que qué tal me iba con él y le dije que de maravilla. Entonces me soltó: ¿Sabes?, eres muy ingenua, Gabriel nunca se enamoraría de alguien como tú, te está utilizando se pone a imitar su voz, burlándose. Entonces le dije que era una envidiosa y me empezó a tirar del pelo. El caso es que acabamos peleando como niñas chicas…
¿Y quién os detuvo?
Mi perro comenzó a ladrar y ella se fue comienza a reírse con fuerza.
Azul, sabes que te lo digo siempre, a mí Gabriel no me da confianza.
¡Ay, no empieces con eso! Él me quiere…
Asiento y doy por terminada la conversación, cuando se pone cabezota no hay quien pueda con ella.
Por cierto… digo al cabo de unos minutos de silencio. Ayer me pasó algo Sonrío.
¡Cuenta, cuenta! Azul se muestra interesada.
Comienzo a contarle mi encuentro con Oliver, le cuento cada detalle.
Y luego encontré su Tuenti, se llama Oliver Disastrous Mind.
¿Y le agregaste?
Qué va, que lo haga él… Yo no quiero parecer interesada.
Ya veo… ¿y por qué no le llamas?
Sí claro, ¿y qué le digo? me río ante la idea.
Pues…no lo sé, tía. ¡Dile que te has confundido!
Cliché barato… ¿y de qué me serviría?
Pues no lo sé…
Es igual, de todas maneras nunca funcionaría. Y mis padres estarían en contra.
Ya entiendo… Bueno, entonces es mejor dejarlo estar.
Suena la campana y entramos a clase.

A la hora de salir, me despido de Azul y decido coger un bus para ir a Colón, a comprar unas cosas en Muji, una tienda que siempre me ha gustado. Cojo el bus ya que mi ciclomotor está en el taller, me lo dan la próxima semana.










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